viernes, 3 de diciembre de 2010

Filosofía de la inteligencia artificial

Thomas Hobbes
Tomando las palabras de John Haugeland, se puede establecer el árbol de familia de la inteligencia artificial mencionando que Hobbes fue el “abuelo”, Turing fue “el padre” y McCarthy “el padrino”. Thomas Hobbes en su libro “Elementos de la Filosofía” menciona explícitamente que: “por razonamiento quiero decir computación”. Y acto seguido caracteriza al razonamiento como discurso mental. Con ambas aseveraciones Hobbes estableció que el razonamiento sigue reglas metódicas, y que el discurso mental es un proceso interno, con lo que se sienta las bases de lo que siglos más tarde serán las ciencias cognitivas, tanto de la psicología cognitiva como de la inteligencia artificial. Por tanto dos ideas básicas de las ciencias cognitivas pueden remontarse a Hobbes: (1) El pensamiento es un discurso mental. Donde pensamiento coincide con razonamiento, en un sentido restringido del término pensamiento, y es concebido como un proceso interno. (2) El razonamiento sigue reglas metódicas o algoritmos. Alan Turing fue el primer autor que teorizó acerca de la computación en máquinas, y fue John McCarthy quien acuñó el término “inteligencia artificial.”

La inteligencia artificial es una rama de la ciencia de la computación que se caracteriza por estudiar el diseño y la construcción de máquinas inteligentes capaces de realizar tareas tales que cuando las realiza un ser humano se las atribuye a su inteligencia, como por ejemplo jugar al ajedrez, demostrar teoremas lógicos o matemáticos y realizar diagnósticos médicos. La inteligencia artificial es un campo interdisciplinar donde trabajan lógicos, matemáticos, físicos e ingenieros del software entre otros. Además la inteligencia artificial rompe todos los esquemas ya que es una ciencia y una tecnología a la vez. Alonso Church, en 1936, publicó “un problema irresoluble de la teoría de números elemental”, artículo en el que quiso demostrar que la aritmética es indecidible, o sea, que no existe ningún algoritmo para saber si una expresión aritmética es verdadera. De pasada, en la tesis de Church, identificó lo efectivamente calculable con lo recursivo. Las funciones que pueden ser computadas mediante un algoritmo finito son efectivamente las funciones recursivas. Lo curioso de la tesis de Church es que aunque no se ha conseguido demostrar nunca, tampoco se ha podido presentar nunca una función calculable que no sea recursiva.

Durante más de dos mil años de tradición en filosofía, han ido surgiendo diversas teorías del razonamiento y del aprendizaje, simultáneamente con el punto de vista de que la mente se reduce al funcionamiento físico. La psicología ofrece herramientas que permiten la investigación de la mente humana, así como un lenguaje científico para expresar las teorías que se van obteniendo. La lingüística ofrece teorías para la estructura y significado del lenguaje, así como la ciencia de la computación, de la que se toman las herramientas que permiten que la inteligencia artificial sea una realidad.

Empezó con el nacimiento de Platón en el año cuatrocientos veintiocho antes de Cristo y con lo que aprendió de Sócrates. La temática de su obra fue muy diversa: política, matemática, física, astronomía y diversas ramas de la filosofía. El filósofo Hubet Dreyfus (1979) afirma que: “Bien podría afirmarse que la historia de la inteligencia artificial comienza en el año cuatrocientos cincuenta antes de Cristo., cuando Platón cita un diálogo en el que Sócrates le pregunta a Eutidemo: Desearía saber cuál es la característica de la piedad que hace que una acción se pueda considerar como pía... y así la observe y me sirva de norma para juzgar tus acciones y las de otros.” Los filósofos delimitaron las más importantes ideas relacionadas con la inteligencia artificial, pero para pasar de allí a una ciencia formal era necesario contar con una formalización matemática en tres áreas principales: la computación, la lógica y la probabilidad. La idea de expresar un cálculo mediante un algoritmo formal se remonta a la época de Jwarizmi, matemático árabe del siglo nueve, con cuyas obras se introdujeron en Europa los números arábigos y el álgebra, entre otras cosas de su nombre al-Jwarizmi deriva la palabra algoritmo.

La inteligencia artificial surge como una reacción ante la cibernética. Los pioneros del nuevo enfoque investigativo, se proponen la creación de una ciencia en sí misma, sustentada sobre sus propias leyes, y se plantean como objetivo principal el desarrollo de programas computacionales capaces de exhibir una conducta inteligente. La inteligencia artificial continuó con los intentos de formalizar sus teorías y con la creación de un aparato matemático propio. A nivel experimental se propuso la utilización de las computadoras como laboratorio donde poder comprobar la eficacia de sus hipótesis. Pero en su afán de convertirse en una ciencia endógena, no dependiente de leyes externas, abandonó la analogía como método de investigación y tuvo inexorablemente que recurrir al reduccionismo que en su versión fuerte fue el intento de reproducir la mente humana en una computadora.

Al principio de los estudios sobre inteligencia artificial, se insistía en la semejanza entre el hardware y el cerebro. De hecho, la realización y el perfeccionamiento de las computadoras numéricas partieron de analogías con el sistema nervioso. John von Neumann solía hablar de “órganos” para referirse a los componentes de la computadora. La idea popular de la computadora como “cerebro electrónico” viene de este tipo de enfoque. Con la llegada de los primeros lenguajes de programación evolucionados y posteriormente con la aparición de la inteligencia artificial, las comparaciones con el hardware empezaron a tener menos aceptación.

La inteligencia artificial se divide en dos grupos: (1) Inteligencia artificial fuerte. Cuyo objetivo es construir programas que emulen el comportamiento inteligente de los humanos como el pensamiento, el aprendizaje, la visión, la resolución de problemas, la creatividad, etc., debido a que estos modos de comportamiento se pueden explicar algorítmicamente en términos de estados mentales. (2) Inteligencia artificial débil. La cual tiene un objetivo que tiene que ver con construir máquinas capaces de resolver problemas que requieran de inteligencia. Para ello se construyen programas computacionales que tengan un comportamiento inteligente sin importar si emula o no a la inteligencia humana. La idea de una inteligencia artificial fuerte ha sido el sueño de casi todos los investigadores de ese campo, pero uno de sus puntos débiles es que aun aceptando que la mente puede ser reproducida en otro medio, ese medio que hace de receptor debe tener un mínimo de equivalencia, no sólo funcional, con el donador. Equivalencia que no parece existir entre la estructura del cerebro y la arquitectura de la computadora, llamada de Von Neumann, que ha sido tildada de ineficiente por muchos, debido a su procesamiento secuencial y al manejo de símbolos numéricos. Lo cual obligó a los programadores a elaborar meta sistemas que se soporten sobre otros sistemas más cercanos a la maquina con el fin de resolver los problemas de la arquitectura de la computadora.

La inteligencia artificial acepta la dualidad cuerpo mente, y también parte de la suposición de un soporte físico: el cerebro, el cual es “funcionalmente” igual a una máquina y el objetivo es reproducir la mente sobre la computadora. Por otra parte se afirma que la inteligencia artificial se fundamenta sobre el materialismo. La inteligencia humana se hace realidad sobre la materia, es decir sobre el cerebro. Si se parte de la base de que los pensamientos se generan en un alma inmaterial y que su relación con el cerebro es incidental, entonces se está negando la posibilidad de lograr alguna forma de inteligencia artificial. Dicho de otra forma el dualismo en filosofía supone que el alma es independiente del cuerpo, cuando muere el cuerpo el alma sigue viva. En el caso de la computadora se puede desechar físicamente la misma pero los programas se pueden usar en otra. Lo cual conduce a la necesidad de considerar que la mente es independiente del cerebro y que la misma puede ser traspasada para otro cerebro o para otro substrato equivalente.

La dificultad radica en que si se acepta el dualismo filosófico se debe también aceptar el idealismo. La pregunta sería: ¿si se acepta el dualismo mente cuerpo se tendría entonces una mente que existe independiente del cerebro o sea el alma? Pero, entonces, los pensamientos se generarían sobre un alma inmaterial, por lo que, no necesitarían de ningún soporte físico, llámese cerebro o llámese computadora. De ahí que la inteligencia artificial tenga que hacer una adaptación y proponer un “dualismo materialista” y afirmar categóricamente que la inteligencia humana se hace realidad sobre la materia. Los que piensan que producto de la crisis filosófica de la inteligencia artificial, ha surgido una segunda línea que se fundamenta en la creación de programas inteligentes, capaces de dar solución a problemas que hasta ahora se consideraban que sólo los humanos podían resolver, sin preocuparse si estos programas simulan o no la forma en que los humanos piensan, se equivocan. Esta línea ya desde los años sesenta fue planteada por muchos investigadores de la inteligencia artificial, los que se dedicaron a desarrollar métodos computacionales que permitieran la resolución de problemas basándose más bien en las posibilidades de la heurística y de los lenguajes de programación.
Guillermo Choque Aspiazu
http://www.eldiario.net/
Noviembre 8 de 2010

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