La biometría es el estudio de métodos automáticos para el reconocimiento único de seres humanos, basados en uno o más rasgos conductuales o físicos intrínsecos. El término se deriva de las palabras griegas “bios” de vida y “metron” de medida. En las tecnologías de la información, la autentificación biométrica se refiere a las tecnologías para medir y analizar las características físicas y del comportamiento humano con el propósito de autentificación. Las huellas dactilares, las retinas y el iris del ojo, los patrones faciales y las medidas de la mano representan ejemplos de características físicas, mientras que entre los ejemplos de características del comportamiento se incluyen la firma, el paso y el tecleo. La voz se considera una mezcla de características físicas y del comportamiento, pero todos los rasgos biométricos comparten aspectos físicos y del comportamiento.
A pesar de la publicidad acerca del registro biométrico para las próximas elecciones, la palabra “biometría” aún sigue siendo una desconocida para la gente en general. Si se saliera a la calle y se preguntase acerca de su significado, lo más seguro es que una gran mayoría no contestaría de manera adecuada y otros definitivamente se quedarían sin verter opiniones. Sin embargo si les hablara a esas mismas personas de aparatos futuristas con los cuales se pueden reconocer las huellas dactilares, el iris del ojo o incluso los rasgos faciales por medio de rayos infrarrojos para la identificación con la consiguiente aprobación o denegación del acceso a cualquier área restringida, a muchos de ellos les vendrían a la mente diversas películas de ciencia ficción donde posiblemente han visto estos inventos “futuristas”. Pues bien, la ciencia ficción, hace mucho que dejó de ser ficción y pasó a ser simplemente ciencia, porque la tecnología biométrica ha avanzado bastante y se ha generalizado mucho más de lo que pudiera pensarse.
La identificación personal se ha basado en sistemas tradicionales como las tarjetas inteligentes y números de identificación personal, sin embargo estos métodos ofrecen seguridad limitada y son poco fiables dada la facilidad para ser copiados, en el caso de los documentos, y violados, en el caso de las claves y números de identificación. La identificación biométrica permite minimizar estas desventajas ya que explota el hecho de que ciertas características biológicas son singulares e inalterables, haciéndola más confiable y segura que las palabras clave. Además, es más fácil de usar ya que el usuario no tiene nada que recordar, que cambiar o que perder. Los sistemas biométricos de referencia inmediata han basado su proceso de identificación en el reconocimiento de huellas dactilares, el iris del ojo y la firma, pero ante la necesidad creciente de mejorar los controles de acceso y seguridad, estas soluciones han empezado a ser desplazadas por una nueva gama de sistemas de mayor desempeño que basan su proceso de autentificación en el reconocimiento de nuevos rasgos fisiológicos.
Hasta ahora el reconocimiento biométrico analizaba rasgos físicos superficiales únicos, entendiéndose por superficiales los que se encuentran en la superficie, es decir, que son distintos en cada ser humano. El más popular de ellos, como es de conocimiento público, es la huella dactilar, única y casi diferente en cada uno de nosotros. Pero como la ciencia avanza tan rápido, a veces incluso más que las propias mentalidades, lo más moderno e innovador en biometría es el reconocimiento que va más allá de lo que se puede ver y tocar: el reconocimiento de la red vascular o de las venas de las manos. Aunque a primera vista pudiera pensarse que quizás el análisis de las venas no es tan eficaz como el de las huellas digitales, el iris, o los rasgos faciales, es necesario mencionar que criterios científicos bien probados demuestran que las venas de las manos son únicas e intransferibles.
Los sistemas de autenticación basados en imágenes de la mano usan los patrones de la red vascular, de la palma o de la cara dorsal, como dato de identificación personal. Este rasgo fisiológico es útil como indicador biométrico ya que satisface las propiedades de: universalidad, puesto que todas la personas poseen el rasgo; unicidad, debido que estos patrones son únicos en cada persona, incluso diferentes entre gemelos, y son distintos en la mano derecha y la izquierda; permanencia, pues no cambian con el crecimiento, simplemente se amplían manteniendo el mismo patrón; y cuantificación, ya que se pueden describir, representar y clasificar usando técnicas de adquisición y procesamiento de imágenes infrarrojas.
El reconocimiento a través de las venas de la mano es un nuevo miembro de la familia biométrica. Esta técnica apareció el año 1990 y no atrajo mucha atención en la década, sólo a partir del año 2001 aparece con mayor frecuencia en diversas publicaciones. Las venas del dorso de la mano tienen múltiples características que las hacen únicas y, dado que se requiere que la sangre esté fluyendo para registrar la imagen o patrón, es casi imposible la violación de identidad con el uso de artefactos de suplantación. Además, las investigaciones de los Laboratorios Fujitsu, demuestran que el patrón de las venas es único en cada individuo, incluso en el caso de gemelos idénticos; así mismo, son diferentes las venas en la mano derecha y en la mano izquierda. También hay que tener en cuenta que el patrón de las venas no cambia con el crecimiento, simplemente se amplía manteniendo el mismo patrón. El reconocimiento por medio de las venas de las manos funciona de la siguiente manera, se acerca la palma de la mano a un sensor, que, en cuestión de segundos, por medio de rayos infrarrojos captura el patrón de las venas. Esto sucede porque la hemoglobina absorbe la luz y hace que las venas se muestren negras dibujando una especie de mapa, y dicho mapa se traduce en una representación matemática. Para que todo ello funcione, es imprescindible que la sangre esté fluyendo. Además, al estar las venas unos milímetros por debajo de la piel, su copia e intento de “falsificación” se hace casi imposible, y se dice casi porque la ciencia nunca dejará de avanzar y sorprender al más incrédulo.
Las técnicas biométricas habitualmente no consiguen captar más allá de la superficie. La geometría de la huella digital, del iris, de la cara y de la mano, son las cuatro biometrías más comunes, detectan las características físicas superficiales. Pero una de las nuevas tecnologías biométricas atraviesa la superficie y detecta el patrón de las venas de un individuo para autentificar una identidad. Diversos productos observan diferentes patrones de venas, algunos utilizan los patrones en un dedo, mano o la parte posterior de la mano. Hay por lo menos cuatro fabricantes de estos dispositivos que proporcionan el patrón biométrico de la vena, situados todos en Asia. Se incluye a los gigantes de la electrónica asiática Fujitsu e Hitachi, así como firmas más pequeñas Identica y Techsphere.
El patrón de las venas demuestra algunas ventajas sobre otras tecnologías biométricas. Por ejemplo, se percibe a menudo como menos invasor que otros sistemas biométricos. Pero la carencia de pruebas a gran escala y de estándares, constituyen serios obstáculos a superar. El costo puede también ser otro factor, pues los dispositivos son más caros que los productos biométricos actuales para el control de acceso. Todas las tecnologías de reconocimiento de venas trabajan de la misma manera. Se captura el patrón de la vena del individuo usando la luz del infrarrojo próximo. La hemoglobina desoxidizada, un componente de la sangre, absorbe la luz y hace a las venas aparecer como patrones negros. Ese patrón entonces se traduce a una representación matemática, o a una plantilla. Fujitsu indica que las mayores ventajas de la biometría de las venas de la palma son el “antihacking”, así como el hecho de que el usuario no tiene que tocar el dispositivo para utilizarlo.
Actualmente esta tecnología se está aplicando en diferentes sectores, aunque el bancario es el que más provecho parece estar sacándole. Cajeros automáticos, control de accesos a áreas de gran seguridad o acceso al uso de determinadas computadoras son algunas de estas aplicaciones. Pero también se están llevando a cabo estudios para facilitar la vida a personas discapacitadas, quienes podrían sustituir, por ejemplo, la difícil tarea en algunos casos, de abrir puertas, por la sencilla exposición de las palmas de sus manos a un sensor que originaría la apertura automática tras la autentificación de los individuos.
Como cualquier tecnología ofrece muchas ventajas, aunque también inconvenientes. Es fácil de utilizar para los usuarios, es más higiénico ya que no precisa de contacto, ofrece una altísima seguridad con un margen de error de 0,0008%, funciona en un amplio rango de temperaturas y es prácticamente imposible de falsificar, aunque también hay que señalar que es un sistema caro y hay quien opina que se podría vulnerar la privacidad de los usuarios, además, su relativa “juventud” genera cierto rechazo al considerar que la tecnología no está suficientemente madura.
A pesar de la publicidad acerca del registro biométrico para las próximas elecciones, la palabra “biometría” aún sigue siendo una desconocida para la gente en general. Si se saliera a la calle y se preguntase acerca de su significado, lo más seguro es que una gran mayoría no contestaría de manera adecuada y otros definitivamente se quedarían sin verter opiniones. Sin embargo si les hablara a esas mismas personas de aparatos futuristas con los cuales se pueden reconocer las huellas dactilares, el iris del ojo o incluso los rasgos faciales por medio de rayos infrarrojos para la identificación con la consiguiente aprobación o denegación del acceso a cualquier área restringida, a muchos de ellos les vendrían a la mente diversas películas de ciencia ficción donde posiblemente han visto estos inventos “futuristas”. Pues bien, la ciencia ficción, hace mucho que dejó de ser ficción y pasó a ser simplemente ciencia, porque la tecnología biométrica ha avanzado bastante y se ha generalizado mucho más de lo que pudiera pensarse.
La identificación personal se ha basado en sistemas tradicionales como las tarjetas inteligentes y números de identificación personal, sin embargo estos métodos ofrecen seguridad limitada y son poco fiables dada la facilidad para ser copiados, en el caso de los documentos, y violados, en el caso de las claves y números de identificación. La identificación biométrica permite minimizar estas desventajas ya que explota el hecho de que ciertas características biológicas son singulares e inalterables, haciéndola más confiable y segura que las palabras clave. Además, es más fácil de usar ya que el usuario no tiene nada que recordar, que cambiar o que perder. Los sistemas biométricos de referencia inmediata han basado su proceso de identificación en el reconocimiento de huellas dactilares, el iris del ojo y la firma, pero ante la necesidad creciente de mejorar los controles de acceso y seguridad, estas soluciones han empezado a ser desplazadas por una nueva gama de sistemas de mayor desempeño que basan su proceso de autentificación en el reconocimiento de nuevos rasgos fisiológicos.
Hasta ahora el reconocimiento biométrico analizaba rasgos físicos superficiales únicos, entendiéndose por superficiales los que se encuentran en la superficie, es decir, que son distintos en cada ser humano. El más popular de ellos, como es de conocimiento público, es la huella dactilar, única y casi diferente en cada uno de nosotros. Pero como la ciencia avanza tan rápido, a veces incluso más que las propias mentalidades, lo más moderno e innovador en biometría es el reconocimiento que va más allá de lo que se puede ver y tocar: el reconocimiento de la red vascular o de las venas de las manos. Aunque a primera vista pudiera pensarse que quizás el análisis de las venas no es tan eficaz como el de las huellas digitales, el iris, o los rasgos faciales, es necesario mencionar que criterios científicos bien probados demuestran que las venas de las manos son únicas e intransferibles.
Los sistemas de autenticación basados en imágenes de la mano usan los patrones de la red vascular, de la palma o de la cara dorsal, como dato de identificación personal. Este rasgo fisiológico es útil como indicador biométrico ya que satisface las propiedades de: universalidad, puesto que todas la personas poseen el rasgo; unicidad, debido que estos patrones son únicos en cada persona, incluso diferentes entre gemelos, y son distintos en la mano derecha y la izquierda; permanencia, pues no cambian con el crecimiento, simplemente se amplían manteniendo el mismo patrón; y cuantificación, ya que se pueden describir, representar y clasificar usando técnicas de adquisición y procesamiento de imágenes infrarrojas.
El reconocimiento a través de las venas de la mano es un nuevo miembro de la familia biométrica. Esta técnica apareció el año 1990 y no atrajo mucha atención en la década, sólo a partir del año 2001 aparece con mayor frecuencia en diversas publicaciones. Las venas del dorso de la mano tienen múltiples características que las hacen únicas y, dado que se requiere que la sangre esté fluyendo para registrar la imagen o patrón, es casi imposible la violación de identidad con el uso de artefactos de suplantación. Además, las investigaciones de los Laboratorios Fujitsu, demuestran que el patrón de las venas es único en cada individuo, incluso en el caso de gemelos idénticos; así mismo, son diferentes las venas en la mano derecha y en la mano izquierda. También hay que tener en cuenta que el patrón de las venas no cambia con el crecimiento, simplemente se amplía manteniendo el mismo patrón. El reconocimiento por medio de las venas de las manos funciona de la siguiente manera, se acerca la palma de la mano a un sensor, que, en cuestión de segundos, por medio de rayos infrarrojos captura el patrón de las venas. Esto sucede porque la hemoglobina absorbe la luz y hace que las venas se muestren negras dibujando una especie de mapa, y dicho mapa se traduce en una representación matemática. Para que todo ello funcione, es imprescindible que la sangre esté fluyendo. Además, al estar las venas unos milímetros por debajo de la piel, su copia e intento de “falsificación” se hace casi imposible, y se dice casi porque la ciencia nunca dejará de avanzar y sorprender al más incrédulo.
Las técnicas biométricas habitualmente no consiguen captar más allá de la superficie. La geometría de la huella digital, del iris, de la cara y de la mano, son las cuatro biometrías más comunes, detectan las características físicas superficiales. Pero una de las nuevas tecnologías biométricas atraviesa la superficie y detecta el patrón de las venas de un individuo para autentificar una identidad. Diversos productos observan diferentes patrones de venas, algunos utilizan los patrones en un dedo, mano o la parte posterior de la mano. Hay por lo menos cuatro fabricantes de estos dispositivos que proporcionan el patrón biométrico de la vena, situados todos en Asia. Se incluye a los gigantes de la electrónica asiática Fujitsu e Hitachi, así como firmas más pequeñas Identica y Techsphere.
El patrón de las venas demuestra algunas ventajas sobre otras tecnologías biométricas. Por ejemplo, se percibe a menudo como menos invasor que otros sistemas biométricos. Pero la carencia de pruebas a gran escala y de estándares, constituyen serios obstáculos a superar. El costo puede también ser otro factor, pues los dispositivos son más caros que los productos biométricos actuales para el control de acceso. Todas las tecnologías de reconocimiento de venas trabajan de la misma manera. Se captura el patrón de la vena del individuo usando la luz del infrarrojo próximo. La hemoglobina desoxidizada, un componente de la sangre, absorbe la luz y hace a las venas aparecer como patrones negros. Ese patrón entonces se traduce a una representación matemática, o a una plantilla. Fujitsu indica que las mayores ventajas de la biometría de las venas de la palma son el “antihacking”, así como el hecho de que el usuario no tiene que tocar el dispositivo para utilizarlo.
Actualmente esta tecnología se está aplicando en diferentes sectores, aunque el bancario es el que más provecho parece estar sacándole. Cajeros automáticos, control de accesos a áreas de gran seguridad o acceso al uso de determinadas computadoras son algunas de estas aplicaciones. Pero también se están llevando a cabo estudios para facilitar la vida a personas discapacitadas, quienes podrían sustituir, por ejemplo, la difícil tarea en algunos casos, de abrir puertas, por la sencilla exposición de las palmas de sus manos a un sensor que originaría la apertura automática tras la autentificación de los individuos.
Como cualquier tecnología ofrece muchas ventajas, aunque también inconvenientes. Es fácil de utilizar para los usuarios, es más higiénico ya que no precisa de contacto, ofrece una altísima seguridad con un margen de error de 0,0008%, funciona en un amplio rango de temperaturas y es prácticamente imposible de falsificar, aunque también hay que señalar que es un sistema caro y hay quien opina que se podría vulnerar la privacidad de los usuarios, además, su relativa “juventud” genera cierto rechazo al considerar que la tecnología no está suficientemente madura.
2 comentarios:
Muy buena informacion¡
Nos muestra lo necesario que se están volviendo los sistemas de control de acceso biométrico por la tecnología que ofrece y para las empresas es un avance que ofrece muchos beneficios, y lo ideal es aprovecharlos.
La video vigilancia cctv ofrece muchísimos beneficios para las empresas como lo son el tener control de todo lo que sucede en esta, por ello hay que saberlos aprovechar.
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