Es posible comprender el significado del conocimiento organizacional a partir del carácter social de la actividad humana. Precisamente este carácter social determina la formación de grupos y organizaciones para el cumplimiento de la división del trabajo en la sociedad como un todo. El contexto de la experiencia histórica y social en una época y lugar determinados integra el entorno de la organización. Todo el desarrollo de las ideas y de las realidades de carácter económico, financiero, social, político, jurídico, comercial, científico y tecnológico constituye un conocimiento o conciencia social dentro de la cual se forma la organización en condiciones concretas. Mediante el lenguaje, los soportes materiales de la información, y la comunicación social, la organización interactúa con su entorno y refracta el sistema de conocimientos a través de sus propias características. Aquello que tiene un significado social, presumiblemente universal y, salvo excepciones, nacional y territorial, transita, en la forma explicada, a un nivel de significado propio, a un sentido de la organización, que coexiste con la conciencia del conocimiento social. Aún más, tal como el hombre no podría sobrevivir sin la comunicación con otras personas, las organizaciones, para subsistir, deben dominar el conocimiento social para orientar sus acciones hacia ese entorno, así como considerar, identificar y propiciar la exteriorización del conocimiento individual y de los diferentes grupos dentro de la organización, con el objetivo de concentrar y compartir el producto de numerosas fuentes de conocimiento internas y externas.
El proceso de establecimiento de un lenguaje común en la comunicación a lo largo y ancho de la organización es la forma adecuada para articular concepciones comunes, tanto cognoscitivas como afectivas, conectar las disposiciones y crear una estructura que permita generar, utilizar y comunicar el conocimiento organizacional entre individuos y grupos. La fuente de nuevo conocimiento en la organización o comunidad es siempre un proceso de aprendizaje continuo. Debe observarse la relación implícita que existe entre el conocimiento organizacional, la comunicación corporativa y el aprendizaje organizacional. El conocimiento organizacional se forma a partir de las unidades estructurales y funcionales de las organizaciones, a saber: el individuo, el grupo, la organización y la red de organizaciones interactuantes. El aprendizaje de los individuos ocurre en la forma que se ha explicado, mediante la comunicación dentro grupos pequeños, que poseen frecuentemente un lenguaje propio, un sentido grupal. La transferencia de conocimiento entre distintos grupos puede ocurrir entre los que realizan funciones similares, o diferentes. En el primer caso, los lenguajes son más compatibles y se facilita la comunicación, pero se genera un número menor de ideas diferentes. Cuando la transferencia se produce entre grupos de funciones diferentes, la comunicación es más compleja debido a las diferencias entre los sentidos grupales específicos, los diferentes puntos de vista sobre los mismos significados; sin embargo, estos procesos de comunicación suelen generar con mayor facilidad el nuevo conocimiento.
De manera informal los conceptos dato, información y conocimiento, suelen utilizarse en forma indistinta y ello puede llevar a una interpretación libre del concepto de conocimiento. Adicionalmente, es importante efectuar esta distinción a efectos de evitar conclusiones confusas sobre las distintas clases de información que pueden desviar el objetivo de captar materiales intelectuales. Se considera que las personas generan datos que luego transforman en información, posteriormente a través del análisis y el uso productivo de la misma, la transforman en conocimiento.
La inteligencia se convierte en un capital cuando se crea un orden útil a partir de la capacidad intelectual boyante, es decir cuando se le da una forma coherente”, “cuando se lo aprehende de manera tal que se lo pueda describir, difundir y explotar, y cuando se lo puede emplear para hacer algo que no se podría realizar ni siquiera desparramado como monedas en una alcantarilla. El capital intelectual es conocimiento envasado bastante útil.” El capital intelectual se presenta en las organizaciones, básicamente, de dos maneras: Por un lado, como un conjunto de conocimientos que se crea a partir de las personas, del desarrollo de una actividad y de las organizaciones. El mismo incluye entre otras cuestiones: las comunicaciones, las aptitudes, saber qué buscan los clientes cuando acuden a la empresa, la familiaridad de los métodos, valores y cultura de la organización. Por otro lado, la segunda clase de bienes intelectuales son las herramientas que aumentan los conocimientos incorporando datos e información por medio de la transmisión de habilidades y aptitudes a quienes las necesiten, en el momento justo que las necesiten y con el objetivo de potenciar los conocimientos.
La gestión del conocimiento por otro lado se refiere más bien a los aspectos tácticos y operacionales. Es también más detallada y se centra en facilitar y gestionar las actividades relacionadas con el conocimiento tales como su creación, captura, transformación y uso. Su función consiste en planificar, poner en marcha, operar y controlar todas las actividades y programas relacionados con el conocimiento, que requiere una gestión eficaz del capital intelectual. Tanto la gestión del capital intelectual como la gestión del conocimiento son de hecho la piedra angular del paradigma de empresa excelente o empresa triunfadora del siglo veintiuno. La gestión del conocimiento es un proceso tanto cultural como tecnológico que busca captar y transformar el conocimiento individual para sistematizarlo y convertirlo en información valiosa de acceso colectivo. Consecuentemente, la cultura que no incentive y reconozca el intercambio de conocimientos no puede pretender que la tecnología resuelva desafíos cognoscitivos. Considera que el aprendizaje organizacional permite aumentar las capacidades de una organización para que pueda resolver problemas cada vez más complejos utilizando las experiencias obtenidas en su pasado transformándolas en normas que orientan su conducta. La gestión del conocimiento es, en definitiva, la gestión de los activos intangibles que generan valor para la organización. La mayoría de estos intangibles tienen que ver con procesos relacionados de una u otra forma con la captación, estructuración y transmisión de conocimiento.
La gestión del conocimiento corresponde al conjunto de procesos y sistemas que permiten que el capital intelectual de una organización aumente de forma significativa, mediante a la gestión de sus capacidades de resolución de problemas de forma eficiente, de manera de generar ventajas competitivas a través del tiempo. Si se consideran los mercados antiguos, el principal fuerte estaba sustentado en el manejo de tierras, en otras palabras, la persona que más tierra poseía, era la que podía generar mejores productos, recuérdese la edad media, los feudos y los señores feudales. En la actualidad el ser humano se encuentra en una sociedad donde los cambios transcurren a un ritmo sorprendente. Lo que hoy día es una ventaja competitiva, mañana se transformará en un requisito del mercado. Considere como ejemplo significativo las computadoras, hace 15 años atrás para muchas personas era impensable el acceso a una computadora, en la actualidad, el promedio de computadoras per cápita es altísimo.
En la época actual, en la que mantener una ventaja es casi imposible, es donde las organizaciones deben recurrir a métodos que permitan aumentar estas ventajas. Una de estas ventajas es el conocimiento. La gestión del conocimiento tiene por objetivo administrar este conocimiento, logrando que este sea una ventaja competitiva con respecto a sus similares. La gestión del conocimiento analiza desde una perspectiva dinámica el conocimiento existente en la empresa. Esta perspectiva se complementa con las aportaciones de la literatura de capital intelectual, que aborda el análisis del conocimiento desde un enfoque dinámico.
La gestión del conocimiento es un macroproceso clave en las organizaciones y fuente de ventajas competitivas. Varios autores, Wiig, Nonaka y Takeuchi, Van der Speck, y Probst, han elaborado diversas propuestas para dividir en fases, pasos o procesos, la gestión del conocimiento. Dichas divisiones aunque presentan sus particularidades, en esencia, son semejantes. En este sentido, las diferencias radican fundamentalmente en la cantidad y no en el contenido. En general, aluden a: la generación o adquisición, codificación o transformación, organización o estructuración, almacenamiento o retención, distribución o diseminación y finalmente, al uso o aplicación del conocimiento. Es importante señalar que la propuesta de Probst se distingue de las demás por la inclusión explicita de la medición, la retroalimentación y la relación de cada uno de los procesos que permiten realizar mejoras y correcciones en cada uno de ellos. Esto, a su vez, contribuye a que la gestión del conocimiento sea más efectiva en su totalidad y se cumpla su finalidad.
El proceso de establecimiento de un lenguaje común en la comunicación a lo largo y ancho de la organización es la forma adecuada para articular concepciones comunes, tanto cognoscitivas como afectivas, conectar las disposiciones y crear una estructura que permita generar, utilizar y comunicar el conocimiento organizacional entre individuos y grupos. La fuente de nuevo conocimiento en la organización o comunidad es siempre un proceso de aprendizaje continuo. Debe observarse la relación implícita que existe entre el conocimiento organizacional, la comunicación corporativa y el aprendizaje organizacional. El conocimiento organizacional se forma a partir de las unidades estructurales y funcionales de las organizaciones, a saber: el individuo, el grupo, la organización y la red de organizaciones interactuantes. El aprendizaje de los individuos ocurre en la forma que se ha explicado, mediante la comunicación dentro grupos pequeños, que poseen frecuentemente un lenguaje propio, un sentido grupal. La transferencia de conocimiento entre distintos grupos puede ocurrir entre los que realizan funciones similares, o diferentes. En el primer caso, los lenguajes son más compatibles y se facilita la comunicación, pero se genera un número menor de ideas diferentes. Cuando la transferencia se produce entre grupos de funciones diferentes, la comunicación es más compleja debido a las diferencias entre los sentidos grupales específicos, los diferentes puntos de vista sobre los mismos significados; sin embargo, estos procesos de comunicación suelen generar con mayor facilidad el nuevo conocimiento.
De manera informal los conceptos dato, información y conocimiento, suelen utilizarse en forma indistinta y ello puede llevar a una interpretación libre del concepto de conocimiento. Adicionalmente, es importante efectuar esta distinción a efectos de evitar conclusiones confusas sobre las distintas clases de información que pueden desviar el objetivo de captar materiales intelectuales. Se considera que las personas generan datos que luego transforman en información, posteriormente a través del análisis y el uso productivo de la misma, la transforman en conocimiento.
La inteligencia se convierte en un capital cuando se crea un orden útil a partir de la capacidad intelectual boyante, es decir cuando se le da una forma coherente”, “cuando se lo aprehende de manera tal que se lo pueda describir, difundir y explotar, y cuando se lo puede emplear para hacer algo que no se podría realizar ni siquiera desparramado como monedas en una alcantarilla. El capital intelectual es conocimiento envasado bastante útil.” El capital intelectual se presenta en las organizaciones, básicamente, de dos maneras: Por un lado, como un conjunto de conocimientos que se crea a partir de las personas, del desarrollo de una actividad y de las organizaciones. El mismo incluye entre otras cuestiones: las comunicaciones, las aptitudes, saber qué buscan los clientes cuando acuden a la empresa, la familiaridad de los métodos, valores y cultura de la organización. Por otro lado, la segunda clase de bienes intelectuales son las herramientas que aumentan los conocimientos incorporando datos e información por medio de la transmisión de habilidades y aptitudes a quienes las necesiten, en el momento justo que las necesiten y con el objetivo de potenciar los conocimientos.
La gestión del conocimiento por otro lado se refiere más bien a los aspectos tácticos y operacionales. Es también más detallada y se centra en facilitar y gestionar las actividades relacionadas con el conocimiento tales como su creación, captura, transformación y uso. Su función consiste en planificar, poner en marcha, operar y controlar todas las actividades y programas relacionados con el conocimiento, que requiere una gestión eficaz del capital intelectual. Tanto la gestión del capital intelectual como la gestión del conocimiento son de hecho la piedra angular del paradigma de empresa excelente o empresa triunfadora del siglo veintiuno. La gestión del conocimiento es un proceso tanto cultural como tecnológico que busca captar y transformar el conocimiento individual para sistematizarlo y convertirlo en información valiosa de acceso colectivo. Consecuentemente, la cultura que no incentive y reconozca el intercambio de conocimientos no puede pretender que la tecnología resuelva desafíos cognoscitivos. Considera que el aprendizaje organizacional permite aumentar las capacidades de una organización para que pueda resolver problemas cada vez más complejos utilizando las experiencias obtenidas en su pasado transformándolas en normas que orientan su conducta. La gestión del conocimiento es, en definitiva, la gestión de los activos intangibles que generan valor para la organización. La mayoría de estos intangibles tienen que ver con procesos relacionados de una u otra forma con la captación, estructuración y transmisión de conocimiento.
La gestión del conocimiento corresponde al conjunto de procesos y sistemas que permiten que el capital intelectual de una organización aumente de forma significativa, mediante a la gestión de sus capacidades de resolución de problemas de forma eficiente, de manera de generar ventajas competitivas a través del tiempo. Si se consideran los mercados antiguos, el principal fuerte estaba sustentado en el manejo de tierras, en otras palabras, la persona que más tierra poseía, era la que podía generar mejores productos, recuérdese la edad media, los feudos y los señores feudales. En la actualidad el ser humano se encuentra en una sociedad donde los cambios transcurren a un ritmo sorprendente. Lo que hoy día es una ventaja competitiva, mañana se transformará en un requisito del mercado. Considere como ejemplo significativo las computadoras, hace 15 años atrás para muchas personas era impensable el acceso a una computadora, en la actualidad, el promedio de computadoras per cápita es altísimo.
En la época actual, en la que mantener una ventaja es casi imposible, es donde las organizaciones deben recurrir a métodos que permitan aumentar estas ventajas. Una de estas ventajas es el conocimiento. La gestión del conocimiento tiene por objetivo administrar este conocimiento, logrando que este sea una ventaja competitiva con respecto a sus similares. La gestión del conocimiento analiza desde una perspectiva dinámica el conocimiento existente en la empresa. Esta perspectiva se complementa con las aportaciones de la literatura de capital intelectual, que aborda el análisis del conocimiento desde un enfoque dinámico.
La gestión del conocimiento es un macroproceso clave en las organizaciones y fuente de ventajas competitivas. Varios autores, Wiig, Nonaka y Takeuchi, Van der Speck, y Probst, han elaborado diversas propuestas para dividir en fases, pasos o procesos, la gestión del conocimiento. Dichas divisiones aunque presentan sus particularidades, en esencia, son semejantes. En este sentido, las diferencias radican fundamentalmente en la cantidad y no en el contenido. En general, aluden a: la generación o adquisición, codificación o transformación, organización o estructuración, almacenamiento o retención, distribución o diseminación y finalmente, al uso o aplicación del conocimiento. Es importante señalar que la propuesta de Probst se distingue de las demás por la inclusión explicita de la medición, la retroalimentación y la relación de cada uno de los procesos que permiten realizar mejoras y correcciones en cada uno de ellos. Esto, a su vez, contribuye a que la gestión del conocimiento sea más efectiva en su totalidad y se cumpla su finalidad.
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